“Es la lectura de la Biblia la que nos dice qué es la maternidad, la primera fuente en la que encontramos la maternidad deseada o conflictiva, pero siempre vivida de un modo que nos lleva a reflexionar sobre el papel de madre y esposa dentro de la unidad familiar. Y es como leer una revista de actualidad, un espejo del ser humano en el que también podemos reflejar plenamente el día de hoy.» Hablamos de maternidad y judaísmo con Noemi Di Segni, presidenta de la Unión de Comunidades Judías Italianas desde 2016. Licenciada en Economía y Empresa y en Derecho, esta bella y refinada dama representa a los 25 mil judíos italianos y a sus 21 comunidades. Tiene doble nacionalidad, italiana e israelí, ya que nació en Jerusalén en una familia en parte romana y en parte de Turín, pero se mudó a Italia cuando era niña para casarse y tuvo tres hijos que ahora viven en Israel.
La conversación comienza desde el principio, desde la primera madre, Eva, a quien en la Biblia se le dice «darás a luz con dolor». Es cierto, responde Noemí Di Segni: “Se especifica como respuesta al pecado cometido. Pero hoy intentamos dar respuesta a este dolor, acogerlo, comprenderlo y vivirlo. Para nosotros ya no está ligado a este pecado. En el tema del pecado nos hemos distanciado mucho de la cultura católica. Crecí en Jerusalén y asistí a una escuela religiosa. En los estudios que he realizado nunca, de ninguna manera, he captado una referencia al tema del nacimiento de Eva como una deuda a pagar por ese pecado. Más bien, constituye un punto de inflexión respecto al plan original, cuando el mundo entero va en una dirección diferente a la vida en el paraíso. Pero no somos nosotras las madres que sufrimos ese pecado, que tenemos que pagarlo por todos». En la Torá y la cultura judía existen «Grandes Madres», las madres de Israel. “Sí, son madres muy idealizadas, casi íconos cuya grandeza se transmite a través de las oraciones y en algunas festividades judías. Ellas son Sara la esposa de Abraham, Rebeca la madre de Isaac, Raquel la segunda esposa de Jacob, madre de José y Benjamín, y Lea, la primera esposa de Jacob, madre de muchos hijos. Pero luego, leyendo las vicisitudes de cada una, nos damos cuenta de que no son precisamente madres santas y santísimas, al contrario: pasan por todo tipo de cosas. Son especiales porque son humanos con debilidades, fragilidades, deseos, celos, hijos predilectos. Sara ahuyenta a su otra esposa y la envía al desierto porque tiene celos de ella y de su hijo. Rebecca prefiere un niño a otro. Lea organiza un engaño. Raquel muere inmediatamente después de dar a luz a Benjamín, había elevado al cielo el grito de la mujer que no puede tener un hijo, había sido escuchada. A través de su ejemplo aprendemos a ser humanos, no perfectos. El primer acceso de un niño que estudia el concepto de maternidad se da a través de estas mujeres y los acontecimientos de sus unidades familiares, con sus crisis y con la capacidad de salir de la crisis. Te sumerges profundamente en sus almas y también te sumerges inmediatamente en la psicología».